Un saludo con
mi bienvenida, me llamo Guillermo Soriano y soy el autor de este
blog.
En esta
primera entrada voy a explicar el significado de las dos primeras
palabras del título. He elegido la expresión latina bonam uoluntatem para dar nombre a este pequeño proyecto. Se trata
de las palabras con las que el maestro romano Marco Fabio
Quintiliano termina la Institutio oratoria, un tratado educativo dedicado
a dotar a los ciudadanos romanos de una sólida formación retórica y humana.
Así, tras doce libros y más de 700 páginas, Quintiliano concluye su obra explicando el propósito que ha perseguido
con su escritura. Veamos dos traducciones castellanas de este texto (la primera
de I. Rodríguez y P. Sandier y la segunda de A. Ortega):
He
aquí, Marcelo Victorio, lo que yo he creído poder contribuir por mi parte al
adelantamiento en los preceptos de la oratoria, cuyos conocimientos podrán
servir a los estudiosos jóvenes, si no de grande utilidad, por lo menos para
hacerlos tener una buena voluntad, que es lo que mayormente deseamos.
Estas eran las explicaciones, Marcelo
Victorio, con las que, a mi parecer, podían promoverse a través de nuestra
labor las enseñanzas del arte de hablar; si su conocimiento no aportare a los
jóvenes que las estudien gran utilidad práctica, que al menos consiga aquello que ciertamente
más nos importa: la voluntad de dirigirse hacia el Bien.
Como puede
verse, el bonam uoluntatem de
Quintiliano, (la “buena voluntad” o la “voluntad de dirigirse hacia el Bien”)
se interpreta como una exhortación a la virtud, una defensa del valor moral de
la pedagogía. Lo que esto significa es que el antiguo maestro romano priorizó
ante todo la finalidad ética de la educación, puesto que entendía la formación
del carácter de la persona antecede en importancia a la adquisición de
conocimientos y aptitudes que también es parte constitutiva de cualquier
proceso educativo.
La relación de
estas palabras con la cultura grecolatina, con el humanismo y con la educación
en general serán materia para siguientes entradas. Hasta entonces, amable
lector, le planteo si está usted de acuerdo con el planteamiento aquí esbozado:
si la educación debe orientarse firmemente desde una posición ética, o si es
preferible dejar de lado este posicionamiento y dedicarse a
conseguir unos objetivos de carácter más puramente práctico o académico.
El núcleo de la moral es la buena voluntad, que se distingue del mero cumplimiento de los deberes.
ResponderEliminarMe gusta esta iniciativa Guillermo, un saludo. Adrián D.
Buenos días Adrián.
EliminarMe parece interesante la reflexión que planteas sobre la moral como elección y no como obligación.
Un saludo y muchas gracias por tu comentario.