Desde principios del siglo XX,
cuando el estudioso británico William H. Woodward publicó Studies in education during the age
of the Renaissance, 1400-1600, obra que sigue siendo
un referente para los estudiosos de la actualidad, un elevado número de autores
de diversos países han contribuido con sus trabajos a establecer y definir lo que se
entiende por ‘cultura renacentista’, y sus más habituales términos derivados: ‘Renacimiento’
y ‘Humanismo’.
Lo primero que se percibe al
adentrarse en la inmensa bibliografía dedicada al Humanismo y al Renacimiento
es la complejidad de su definición, que ha dado lugar a gran variedad de
interpretaciones diferentes. En opinión de Paul Oscar Kristeller, autor de El pensamiento renacentista y sus fuentes,
resulta extraordinariamente complicado realizar afirmaciones categóricas
referidas al Renacimiento, debido a su heterogénea manifestación en distintos
países, su larga duración, y la amplitud de sus contenidos, que van desde la
filosofía hasta la enseñanza pasando por las artes liberales y las ciencias.
Consecuentemente, centrándonos en planteamientos generales y en aquellas ideas
más repetidas por los investigadores, empezaremos por señalar que el
Renacimiento es un periodo de la historia de Europa cuyo primer desarrollo
podría situarse en el siglo XV italiano, aunque haya un precedente en el
Trecento con figuras como las de Petrarca y su discípulo Boccacio. La cultura
renacentista se expandió por buena parte de Europa a través de los manuscritos
y las universidades, y aumentó su difusión enormemente a partir de la invención
de la imprenta. Según Robert Black (Rennaisance
Tought. A reader), la característica fundamental del Renacimiento en el
terreno cultural es la aparición del Humanismo, que como movimiento cultural supone
un retorno a la cultura clásica grecolatina, a la que se tomó como modelo de
emulación.
En cuanto a los factores
sociológicos, el Renacimiento supone una transformación importante en la
sociedad medieval. Según José Luis Abellán, aparece ligado a cambios
económicos, sociales, mentales y culturales. La cultura humanística es el
pensamiento de una nueva época, una cultura urbana relacionada con el
florecimiento de las ciudades y el crecimiento de la burguesía. A partir de
estos momentos, el Renacimiento supone un vigoroso estímulo de la vida
intelectual europea: en todos los campos del saber, los humanistas se afanan en
emular y superar a sus reverenciados autores antiguos. Se sienten como enanos a
hombros de gigantes porque al construir sobre los cimientos aportados por los
clásicos están llevando la cultura europea a nuevas cimas. El saber
renacentista es un saber con ambiciones globalizadoras: como bien dijo Mario
Méndez Bejarano, los humanistas poseían un conocimiento enciclopédico y dedicaban
sus esfuerzos a varias materias de la cultura simultáneamente. El resultado es,
según Menéndez Pelayo, que algunos de los principales humanistas hicieron
durante su vida la labor de un siglo entero de eruditos.
Entre las disciplinas más cultivadas
por los humanistas y que tuvieron una época dorada en el Renacimiento se
cuentan la pedagogía, retórica, filología, historia, gramática, varias materias
científicas, y por supuesto, artes como la pintura, escultura, arquitectura o
la música. En suma, los studia
humanitatis que abarcaron en la mente de estos estudiosos todas aquellas
materias relacionadas con el intelecto y la creatividad humana.
Por último quiero resaltar la
finalidad ética que numerosos humanistas atribuyeron a las actividades
culturales. Recogiendo las enseñanzas de autores antiguos como Quintiliano, que
sostenían que el sabio debe ser al mismo tiempo un hombre bueno (vir bonus), fueron muchos los humanistas
que incidieron en el valor formativo del estudio para la moral del individuo.
Algunos también asimilaron las doctrinas de Sócrates y Platón, para quienes
saber y virtud son términos casi sinónimos. Ejemplos de ello nos dan Erasmo,
erudito y pacifista que siempre abogó por la resolución dialogada de los
conflictos, y Luis Vives, cuyas palabras reflejan la necesidad de que conocimiento
y ética vayan de la mano: “Humanidades se llaman estas disciplinas, hágannos pues humanos".
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